domingo, 10 de abril de 2011

NOS ESTAMOS PUDRIENDO

El consuelo más eficaz en toda desgracia, en todo sufrimiento, es volver hacia los que son más desventurados que nosotros. Este remedio está al alcance de cada uno. Pero, ¿qué resulta de ello para el conjunto? Schopenhauer, Dolores del Mundo.


Invitación a desconocer al otro, negar su existencia (ningunearlo), hacerlo de menos, restarle importancia, volverlo invisible, marginarlo, no reconocerlo como individuo. No eres nada frente a quien ejerce la violencia (política, económica, social, jurídica de los estamentos posmodernos de este país) y que desconoce a las instituciones. Formas parte de un pacto que nunca firmaste, ni te diste por enterado que existía. Marginado por nacimiento y con el estigma de ser un invisible en el mundo, y solo apareces cuando es necesario en la historia, el sacrificio y el esfuerzo extremo. No es nadie, eres tú solamente. Apestas porque eres pobre e inculto, no eres algo, o lo suficientemente digno para construir una nación con el espíritu de la burguesía ilustrada que ama la política barroca y la simulación extrema. Formas parte de la masa y de la irracionalidad colectiva, del deseo extremo, del nihilismo pasivo y del hedonismo seductor que cosifica y reduce al ser humano a meros conceptos. Eres de una época vacía, ahistórica, te parió la “chingada” (en términos de Octavio Paz) y has vivido autonegándote, bajo el velo de la seductora hipocresía social.


Eres joven o viejo, y te dedicas al trabajo más abyecto para la sociedad contemporánea, dicen que te gusta la vida fácil y has cedido al hedonismo como una forma de existencia. Otros dicen que tus decisiones son erróneas y las seguirán siendo hasta que no rectifiques tu camino por la sendera del “bien”, el de la “paz social”. Has desatado una guerra que no tiene fin, según algunos. Contigo se abrió la caja de pandora mexicana de corrupción y de complicidad gubernamental autocrática pasada. Otros dicen que eres el chivo expiatorio de los aparatos gubernamentales. Mientras que los fantasmas de México te reafirman como "Nadie", también te etiquetan de las más variadas formas. Tienes múltiples personalidades y morfologías, te transparentas con tu ensordecedor silencio, y te vuelves visible con tu violencia física, la única que has probado que sirve en el mundo, lo demás cuentos sobre la ley, te importan un carajo.


Eres uno de los fantasmas mexicanos más grandes de nuestra historia contemporánea. Mientras los otros temen, a ti te impulsa un espíritu suicida de reconocimiento individual y el de tu comunidad. Eres la negación de nuestras realidades y de nuestros miedos. Eres una vulgaridad auto infligida y la pasión más abyecta de la propia humanidad mexicana, de desafío a la ley e instituciones como carta de naturalización de la cultura característica nacional. Antes eras burla, ahora infundes miedo (no muy distinto al de la época revolucionaria pasada de los héroes bandidos mitológicos mexicanos). Te temen, te tememos. Nos das miedo, el suficiente para guardarnos mientras el Tsunami termina. Has ganado la enemistad de muchos que se encuentran dispuestos a entregar al Leviathan su libertad para garantizar que se arranque de raíz el “problema humano cosificado”. Tú eres la “cosa”, y los demás, los “humanos”.


Pero lo que no nos hemos dado cuenta es que formas parte de nosotros mismos, de nuestra histórica tradición de ilegalidad y de quimeras institucionales. Eres parte de los engendros gubernamentales y de esa opacidad venerada de la tranza y la práctica burlona de la ley en cualquier estamento posmoderno, ya sea público o privado. De la indiferencia, del egoísmo y del individualismo que se niega a reconocer al otro como persona humana, discriminando o negando. Estás en nosotros, y por consiguiente, tus problemas son inherentes a los de nosotros. Ya lo decía un brillante filósofo español hace casi un siglo: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”.

sábado, 19 de marzo de 2011

Estudiantes Sicarios

El día de hoy se cumple un año de la muerte de dos estudiantes del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, Jorge Antonio Mercado y Javier Francisco Arredondo, de 23 y 24 años, la madrugada del 18 de marzo de 2010. Al respecto, el Rector de aquella Institución ha declarado algo que nos parece trascendental: "Mucha gente interpreta que nuestra exigencia por saber la verdad, equivale a tomar una posición en contra de las instituciones de nuestro país y de los líderes que la dirigen" [...] sin embargo, uno de los grandes retos que tiene nuestro país es la credibilidad de sus instituciones, y que si esas instituciones ocultan la verdad van perdiendo confianza, pero que si se cuestionan y se logra sacar la verdad se está "contribuyendo a su solidez". Invitando posteriormente a los estudiantes a hacer la busqueda de la verdad el eje de sus vidas.


Se cumple un año de opacidad, de falta de transparencia, de incapacidad gubernamental, de oprobio hacia la comunidad estudiantil de Nuevo León y del país entero. El triste panorama de nula investigación y transparencia al proceso en contra de los responsables permanece todavía, estos son los momentos en que uno realmente se pregunta cuanto vale la dignidad de la persona en este país para una autoridad pública. A quien se atreva a sostener que no merece la pena dilucidar el asunto y transparentar las investigaciones, lo invitamos a conocer a fondo el caso, ya que todo apunta a una corrupción institucional de todos los niveles, por las siguientes razones.


- Se han ocultado pruebas y se han desaparecido datos de la propia investigación.

- Aún no se sabe sobre el momento, lugar y forma en que murieron los estudiantes.

- Persiste aún la duda sobre la desaparición de sus identificaciones, bajo el intento por hacerlos pasar como sicarios. Al respecto, léanse las declaraciones públicas realizadas por el Procurador de Justicia de la entidad, Alejandro Garza y Garza.

- La declaración de la madre Elvia Mercado Alonso, quien considera que su hijo, Jorge Antonio, podría haber sido torturado, ya que durante el funeral de éste, la señora declaró que el rostro de su hijo "tenía facciones muy exquisitas', pero que en la identificación del cuerpo, se le mostró una cara tan amoratada que parecía que lo habían arrastrado y que 'nisiquiera con el maquillaje de la funeraria se parecía".

- Existen huecos en la investigación de cuatro a cinco horas, principalmente a partir de las 12:30 de la noche de ese día, nadie ha explicado que ocurrió con los cuerpos: si fueron removidos, o si los jóvenes permanecían con vida y luego fueron acribillados.

- El video proporcionado por el ITESM al Ejército Mexicano no se ha exhibido públicamente.


Reiteramos nuestras declaraciones realizadas meses atrás. El problema de fondo es que en "la guerra" todo se vale y existen "enemigos", los enemigos del Estado, "los malos" de la película". La eterna película mexicana de blancos y negros, una triste novela que hemos visto muchas ocasiones en la historia de este país. Los actores políticos son especialistas en crear paranoia, pero más para ocultar la verdad y rendir culto a la simulación y la apariencia. Y es que, ¿pedimos mucho al Estado al exigirle transparencia en las investigaciones? ¿Exigimos demasiado al pedirle que acepte sus posibles errores y haga públicas las investigaciones? En cualquier país que se presuma democrático esto ya hubiera arrojado responsables y hubieran caído las cabezas de los servidores públicos irresponsables que hicieron declaraciones y que no han hecho públicas las investigaciones.


Reitero, esto no es una guerra, somos ciudadanos los que respiramos día a día el clima de opacidad en la que se mueve la administración pública en conjunto con todos los Poderes, al ser cómplice de esas apariencias y ninguneo hacia las personas. El reconocimiento de los problemas ha sido una de nuestras incapacidades para afrontarlos. El no aceptar que tenemos grupos beligerantes como lo hace el derecho internacional es parte del juego político retórico. El no admitir legislación alguna para jugar reglas mínimas del juego nos convierte en cómplices de ver esto como normal y entrar al juego del más fuerte. Nuestra rabia hacia lo que vemos y percibimos de forma inmediata nos ha cegado por completo. El secuestro, la extorsión, los homicidios, el terrorismo, como solemos llamarlos, son algunas de las figuras institucionalizadas que nos hacen legitimar nuestras acciones y dichos. Pensamos de manera inmediata que aquellos criminales no tienen dignidad y se les debe despojar de la misma. Y este es uno de nuestros problemas, el no hablar de frente y nombrar a las cosas por su nombre. El reconocimiento de figuras como: "estado de excepción", "estado de emergencia", "estado de sitio", "suspensión de garantías", "uso de la fuerza", "proporcionalidad", nos asustan y nos convierten en personas irresponsables, incapaces de asumir los problemas como tales y culpando a todos los actores políticos. De nosotros depende reconocer un problema y formularlo como se debe. Pero empecemos con lo primero, reconocer el problema y plantearlo adecuadamente, para ello, asumamos la responsabilidad de sincerarnos con nosotros mismos y tener un debate sin tapujos sobre la situación económica, política y social del país, así como cada uno de los factores que nos ha traído hasta el panorama que nos ha tocado vivir.

sábado, 5 de febrero de 2011

Constitucionalismo semántico

Hace 94 años se promulgó la Constitución mexicana de 1917. El oficialismo de los subsecuentes años se encargó de ponerle nombre y apellido a aquella revolución social que logró plasmar en la Carta Magna los bellos ideales del movimiento armado, de ahí la más terrible paradoja: una Revolución Institucionalizada. Sin embargo, desde el inicio existieron graves y serias deficiencias: los derechos habían quedado subordinados al ejercicio caprichoso del poder político en turno. La ausencia de controles políticos para el ejercicio del mismo, desembocó en el engendro denominado presidencialismo mexicano. Los derechos sociales por ejemplo, pasaron a formar parte de las políticas del gobernante bonachón y benefactor, quien dirigía los aparatos públicos a su antojo y bajo la mayor discrecionalidad absoluta. La ausencia de controles que limitara el poder político del Presidente fracasaron. La realidad significó un atraso en nuestra cultura política y un débil o nulo respeto hacia la Constitución.

En México todo fue y sigue siendo negociable, desde la más mínima multa impuesta por algun agente de tránsito, la compra de servidores públicos, la corrupción y desvío de recursos en las licitaciones públicas, concesiones de los medios de comunicación y telecomunicaciones en el país, una irresponsabilidad colectiva, entre otras barbaries que provocan que esto se convierta en una selva primitiva donde cada quien lucha por la sobrevivencia. En pocas palabras, le damos una mordida a la Constitución cuando queremos y en donde queremos. No importa que sean derechos humanos los que se pisoteen o el mismo Estado de Derecho. Invocamos la indiferencia, la injusticia, y hasta en nombre de los valores supremos de la misma, se actúa con el mayor despotismo e ilegalidad. Nada mejor para ejemplificar aquello como la Ley de Herodes.

Pero parece que los actores políticos en el país no piensan de esta manera. Cada vez que sucede un evento político relacionado con el aniversario de la Constitución veneran el texto como si fuera sagrado e inviolable, al unísono se dedican de manera retórica a alabar las virtudes de la misma, hablando de una realidad distinta a la mexicana. Somos herederos de una cultura política autoritaria, de negociación y de ofrendas políticas hacia los salvadores de la patria, ya sea que tengan forma de dictadores o simplemente personifiquen de manera carismática la salvación de los problemas más agudos del país y el inmenso descontento social. No estamos acostumbrados a que las instituciones funcionen por sí mismas. Muchos en el país siguen necesitando esa dosis de autoritarismo oficialista que brindaba la facilidad para movilizar y destroncar la supuesta parálisis gubernamental y la falta de fortaleza del ejecutivo federal personificado por antonomasia en el Presidente de la República. Pero los regresos al autoritarismo se ven en pleno siglo XXI fácilmente, inexistencia de un federalismo, o bien, la consagración de caciques locales posmodernos que dificultan la labor gubernamental.

A 94 años de la Constitución y a ya casi doscientos años del inicio del constitucionalismo mexicano, no hemos aprendido a respetar esos pactos políticos consagrados en ese texto fundamental. En muchas ocasiones de la historia se alega la marginación y la exclusión en la formación de esos pactos políticos. Se habla de oligarquías que dominan a la mayoría en perjuicio del pueblo abnegado que siempre acepta las miserias del gobernante en turno. Pero quizá lo que no hemos aprendido aun es a respetarnos a nosotros mismos. Cada vez que hacemos honor de las miserias de nuestros gobernantes al calificarlos de "menos peor", "el que menor roba", "el que se lleva pero reparte", nos envilecemos a nosotros mismos. Nos volvemos "ilotas" o "idiotas" como diría Aristóteles, y mandamos al diablo a la cosa pública y al interés colectivo de tener un buen gobierno. Paz supo retratar la psique del mexicano contemporáneo de la mejor forma, el ninguneo y el culto a la simulación que tanto enorgullece al pueblo adormilado. Las fórmulas y el legalismo que enorgullece a los abogados más conspicuos y prósperos de este país ya no son suficientes para mitigar las necesidades y realidades de la sociedad mexicana. Los problemas han rebasado la capacidad operativa del gobierno y lo han puesto en peligro.

Al día de hoy, la Constitución es de unos cuantos que pueden, o al menos intentan entenderla, sus medios de defensa como el amparo, se encuentran alejados de las mayorías. La denominada reforma de Estado que reformaría la estructura básica del mismo ha pasado a ser un mero diseño vacío institucional de la Constitución, alejado de la población y de sus necesidades, volviendo a la Constitución un documento de especialistas y no de ciudadanos. Hoy, en el marco de esta celebración, intentemos volver a la Carta Magna un proceso cultural del cual aprendamos todos. El patriotismo constitucional busca hacer cumplir el Estado de Derecho y lo que este conlleva. Tratemos de formar un pacto político donde quepan mayorías y minorías, vencedores y vencidos. Tomarnos la Constitución en serio es un proceso de todos los días.

lunes, 24 de enero de 2011

Derechos Humanos y Fe


¿Cómo cantar al Señor en una tierra extraña?
¿Cómo conseguir que la fe no sea alienante sino liberadora?


El día de hoy falleció el Obispo Samuel Ruiz García, defensor de los derechos de los pueblos indígenas y mediador en distintos conflictos relacionados con la reivindicación de los derechos de aquéllos. Acusado por el Gobierno Zedillista de apoyar causas subersivas, a Don Samuel Ruiz algunos lo ubican dentro de la corriente de la Teología de la Liberación al interior de la Iglesia Católica. Recibiendo en 2001, el Premio Internacional de los Derechos Humanos de Nüremberg. Activista incansable y sabio luchador de causas nobles. El día de hoy México ha perdido a un gran ser humano que luchó por las causas más olvidadas pero tantas veces pronunciadas por los políticos de este país: la histórica marginación de los indígenas y la reivindicación de sus derechos. Esperemos que con él solo muera el cuerpo de un gran ser humano y persista el espíritu de lucha incansable por mejorar las condiciones de vida de todos los indígenas.

miércoles, 19 de enero de 2011

Del por qué es ciega la justicia en México

En el país de los tuertos, anda con un ojo cerrado

Alejandro Jodorowsky

Se ha creado un debate intenso en los medios de comunicación acerca del Caso de Rubí Marisol Frayre, principalmente como consecuencia del asesinato de su madre Marisela Escobedo (frente al mismo Palacio de Gobierno de Chihuahua) quien se volvió una intensa activista, para exigir justicia en el caso de su hija, la cual fue presuntamente asesinada por su pareja, el señor Sergio Barraza Bocanegra.

La prensa se ha volcado contra los tres jueces, Rafael Boudid, Catalina Ochoa y Netzahualcóyotl Zúñiga, que dictaron sentencia absolutoria al presunto culpable el año pasado. El debate sostenido por la sociedad en general ha sido encontrar culpables. Declaraciones inmediatas al asesinato de la activista no se hicieron esperar de parte de políticos, el mismo Presidente criticó la labor judicial advirtiendo que el asesino había salido libre por simples “formalismos”, advirtiendo que existían juzgadores de “verificadores de requisitos”. Pocos días después, la Comisión de Derechos Humanos de ese Estado solicitó juicio político para los juzgadores ante el Congreso de aquél Estado. Solicitud que fue admitida por los Diputados y está siendo procesada.

Los jueces pertenecen a un Tribunal Oral en Chihuahua. Estos han responsabilizado al Ministerio Público por no haber integrado la averiguación previa y aportar elementos suficientes para demostrar la culpabilidad del presunto asesino. En su defensa han afirmado: “Nuestra sentencia no causó ninguna de las dos muertes”. Se ha alegado con bastante firmeza que existe una confesión, los jueces han negado que exista dicha prueba en el expediente, incluso, han aportado pruebas para demostrarlo. Uno de los videos que más ha causado impacto e indignación en la sociedad es el perdón que pide el presunto culpable a la madre de Marisol por algo que no puede reparar, sin embargo, no refiere por qué exactamente.

Nos encontramos ante un caso que a primera vista se antoja complicado. Sin embargo, pudiera ser más común de lo que sucede en la realidad cotidiana. En México han existido casos espeluznantes, en donde los culpables han pasado años en prisión, y después han salido libres porque las confesiones rendidas ante el Ministerio Público habían sido parte de todo un entramado de mentiras oficialistas, tal es el caso de genocidio ocurrido en Acteal y la sentencia dictada por la Suprema Corte apenas el año pasado exonerando a decenas de indígenas porque no existían pruebas evidentes de su participación en los homicidios, donde se destapó la cloaca de suciedad en la que están inmersos la mayor parte de los operadores del derecho en el país.

Encontrar culpables o señalarlos resulta bastante sencillo, cualquier político lo suficientemente mediocre puede hacerlo, incluso algún ciudadano promedio que se encuentre harto de las condiciones económicas, sociales o políticas en el país. El sistema político autoritario en nuestro país todavía a finales del siglo pasado, funcionaba a partir de la creación de culpables, chivos expiatorios y mentiras oficiales. Esta cultura de autoritarismo fue transformando progresivamente las reglas del juego político, y entre ellas, también se encontraba la del sistema judicial.

La reforma constitucional en materia penal de 2008, consagró la obligación para todos los Estados de la República tener un sistema acusatorio penal para juzgar a los presuntos culpables. Qué mejor pacto que la Constitución para afianzar las responsabilidades de cada quien. El sistema penal oral lleva consigo una exigencia tremenda: que cada quien haga su trabajo, y que lo haga bien. Pues de lo contrario, la transparencia y publicidad de las mismas decisiones ponen en evidencia a quien comete errores. Quien acusa, debe probar, quien prueba, acusa, y si no acusa, quiere decir que no tiene con qué probar. Mientras quien defiende, puede callar y no admitir. Es un juego más o menos parecido al que observamos en las series norteamericanas del sistema penal. Y léase algo bastante interesante en estas misma cultura, quien comete un error lo paga, y demasiado caro, así sea el perito que examinó la prueba más minúscula de la cual la defensa extrajo una duda razonable para sembrarla en la conciencia del jurado o sea el mismo Ministerio Público que reunió mal las pruebas. Es decir, quien exige es la sociedad y la transparencia juega aquí un papel determinante. Los medios acechan a quien comete errores, no dejan de presionar, haciendo incluso juicios mediáticos de los casos judiciales. Dicho en términos simples, quien hace mal, le va mal.

Preguntamos, ¿qué es lo que hace este caso tan emblemático? ¿el asesinato de la activista Marisela Escobedo? ¿el perdón público por una razón que desconocemos pero que la prensa y gran parte de la sociedad ha inferido que se trata de un perdón por el homicidio? Las pruebas que existen en el expediente judicial y que fueron llevadas a juicio oral fueron, según los jueces de la causa, versiones contradictorias de testigos de oídas, quienes declararon que Sergio Barraza les confesó el crimen, pero no consta alguna confesión rendida ante el Ministerio Público o ante los jueces. El Código Procesal Penal de Chihuahua, y no es por ser legalista, pero la mayor parte de los Códigos en el mundo dicen lo mismo, para que una confesión sea válida, requiere ser hecha mediante un reconocimiento expreso, ante el Ministerio Público o ante el Juez, y en presencia de su defensor. Estas son reglas elementales de derechos fundamentales que cualquier estudiante de segundo año de derecho sabe. Incluso podríamos decir que hasta un político estaría obligado a saberlo.

Ante el juicio mediático iniciado ¿qué hacer? Ante la condena unánime de una sociedad hastiada de feminicidios ¿a quién exigimos responsabilidades? Los jueces de manera muy osada se han atrevido a transparentar pruebas, elementos materiales que obran ya no solamente en un expediente escrito, sino lo que ocurrió ante sus ojos con el desarrollo del juicio oral penal. Nos preguntamos, ¿por qué no exhibir de igual forma las audiencias en donde el Ministerio Público presenta sus alegatos ante el juez y demuestra paso a paso la presunta culpabilidad del supuesto homicida con las pruebas que dice tener o haber aportado? Es como si acudiéramos al cine y calificamos una película de horrible únicamente viendo el final de la misma. No criticamos los juicios mediáticos, incluso los alentamos. Es saludable para una sociedad democrática, la formación de una opinión pública responsable, pero esto implica también obligaciones. La de estar informado sobre lo que sucede con las cuestiones públicas y como suceden esos procesos, ya sean administrativos o judiciales.

Los jueces han salido a defenderse, han mostrado la cara, se han atrevido a enfrentar la verdad a partir de una triste realidad de impunidad que se vive en el país. Al que no hemos visto aportando pruebas es al Ministerio Público, quien curiosamente depende directamente del Gobernador del Estado de Chihuahua, y el cual de manera curiosa, no ha lanzado una acusación pública directa en contra de aquél. Siempre que se habla de Ministerio Público en nuestro país es preciso abordar el tema de la impunidad. Porque expertos han reconocido que el corazón de la impunidad, reside en el Ministerio Público (ZEPEDA LECUONA, Crimen sin Castigo, FCE, 2008). Sin embargo, para políticos como el Presidente de la República en su combate al crimen organizado, se trata en muchas ocasiones de “meras formalidades”, cuando tristemente los datos nos indican que los delincuentes más peligrosos han salido libres por haber sido mal integradas averiguaciones previas por el Ministerio Público o la aportación de pruebas, o confesiones forzadas, o torturas. Efectivamente, simples formalismos que en un Estado Democrático se permiten. Y aún peor, la incapacidad de una Suprema Corte de Justicia de la Nación para atreverse a analizar el fondo de las cuestiones relacionadas con las violaciones a los derechos humanos en el combate al crimen organizado (situación demostrada con la condena de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y Organismos Internacionales en contra de los abusos del las fuerzas militares en nuestro país).

Esta es la justicia ciega de México, de irresponsabilidad colectiva, sin capacidad para exigir responsabilidades a la administración y procuración de justicia. Los restos de un sistema autoritario que creímos dejar atrás hace mucho tiempo y que cada vez se asoma cuando se destapa una cloaca como esta. Así es la justicia ciega de México. Como diría Alejandro Jodorowsky, “En el país de los tuertos, anda con un ojo cerrado”.

sábado, 15 de enero de 2011

Bienvenidos

El Aula Virtual les da la bienvenida a los nuevos estudiantes del semestre Enero-Junio 2011. Esperemos que este espacio pueda mantener un diálogo activo y dinámico con ustedes sobre uno de los temas de mayor actualidad e importancia. Tal y como abrimos todas las clases, a partir de ahora, todo se trata de derechos humanos. Precisamente, a través de este medio, así como de Twitter y Facebook queremos ser parte de esa realidad cotidiana con la que a diario están inmersos. Los derechos, más que elucubraciones teóricas o doctrinales, forman parte de esa compleja realidad humana que el día de hoy en nuestro país, nos duele en lo más hondo de nuestras conciencias. Las progresivas y sistemáticas violaciones a los derechos humanos, vengan de poderes públicos o privados, deben de ponernos en alerta sobre la necesidad de replantear en nuestras conciencias el valor de la dignidad de la persona humana. Este es el eje principal bajo el cual están cimentadas las pequeñas lecciones que desarrollaremos en el Aula. Estamos abiertos a cada una de sus inquietudes que surgan a lo largo del curso, así como de sus valiosas aportaciones que sin duda, enriquecerán este pequeño viaje de aprendizaje profesor-alumno estos meses. De nueva cuenta, bienvenidos.